El vocablo latino discrētus llegó a nuestro idioma como discreto. Así se califica a aquel o aquello que tiene discreción: prudencia, tino, moderación o reserva.
En cuantas ocasiones usted ha sido víctima de diálogos lesivos a su privacidad. Más allá de la cercanía o afinidad existente, se debe guardar miramiento hacia el semejante. La actitud recatada no es un atributo en una sociedad colmada de inaceptables expresiones de descortesía y exigua prudencia. Sin embargo, rechacemos resignarnos a este proceder ordinario. Recuerde los vocablos del pintor británico Francis Bacon: “La discreción es una virtud sin la cual las otras dejan de serlo”.
La discreción se aplica en diferentes aspectos de la vida, como en las relaciones personales, el ámbito laboral y las redes sociales. En una amistad, por ejemplo, ser discreto implica mantener la confidencialidad de lo que nos ha sido confiado por nuestros amigos, evitando contar detalles íntimos o privados a otras personas sin su consentimiento. En el contexto laboral, la discreción puede referirse a la capacidad de manejar la información sensible de la empresa con prudencia, evitando filtraciones o chismes que puedan perjudicar a la organización. En las redes sociales, la discreción se relaciona con cuidar lo que compartimos, evitando publicar información demasiado personal o que pueda comprometer nuestra seguridad o la de los demás.
Una cuestión entre paréntesis: ¿Qué sabemos de la autoestima? Es la autovaloración que se tiene de sí mismo. La autoestima alta se denota en personas con seguridad, convencimiento, pensamientos positivos y que sortean requerir de aceptación. Es conveniente fortalecerla a pesar que nuestro entorno prescinde incentivar el crecimiento de tan imperiosa habilidad blanda. En “Perulandia” evadimos alentar este componente central en nuestro trato interpersonal.
Alguien le ha interrogado, sin antes pedirle “disculpas”, acerca de temas laborales, sentimientos y familiares. En “Perulandia” es habitual la intromisión. Al respecto, comparto lo sostenido en mi artículo “En el día de la patria: El reino de Perulandia”: “…En este reino, saludar, decir ´por favor´ y ´gracias´, llegar puntual, ser discreto y reservado, asumir un sentimiento de identificación y solidaridad con el entorno, respetar los derechos de los semejantes, portarse con corrección y buena educación, es visto como propio de extraterrestres. Aunque se resista a creerlo es un inimaginable edén colmado de singularidades”.
El genial François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, aseveró: “El que revela el secreto de otros, pasa por traidor; el que revela el propio secreto pasa por imbécil”. Sugiero incorporar el recato como una cultura de vida aplicable en todo tiempo, momento y lugar. Marcará la diferencia, inspirará confianza y credibilidad y, por lo tanto, proyectará una imagen enaltecedora.
Las personas juiciosas son también moderadas y prudentes, dos sinónimos más de los antes enumerados: no dan un paso porque sí, sin haber considerado detenidamente en qué dirección los llevará. Pero las personas discretas tampoco dan grandes saltos, ni siquiera en aquellas situaciones en las que sepan con certeza que caerán en un punto seguro, ya que prefieren avanzar con una cierta lentitud, siempre con la voluntad de mantener el control y evitar imprevistos.
Cuando somos discretos en nuestras relaciones personales, demostramos respeto hacia los demás y demostramos que podemos ser dignos de confianza. Al guardar secretos y no divulgar información confidencial, mostramos que valoramos la privacidad y no estamos dispuestos a traicionarla. Esto ayuda a fortalecer la intimidad y la cercanía en nuestras relaciones, permitiendo que otros se sientan seguros al compartir sus pensamientos, sentimientos y experiencias con nosotros.
Cuando pensamos en una decoración o en un diseño discretos, la idea que nos viene a la mente es la de «objetos que están presentes pero que no sobresalen», como si la meta fuera que aporten determinados toques estilísticos o estéticos con el menor grado de invasión posible. Dependiendo del punto de vista, puede tratarse de una forma de crear atractiva o poco comprometida, ya que están quienes no temen colocar diferentes elementos fuertes en una obra, a riesgo de que «luchen» entre ellos para conseguir la atención del público.
Observo con sorpresa que la víctima del interrogatorio responde el indebido cuestionario. Esto supondría carencia de autoestima y visible voluntad de atender los requerimientos ajenos, dejando de lado su tranquilidad y mesura consigo mismo. Así lo evidencia el miedo a una contestación en la que prevalezcan sus emociones y prioridades. En estos casos la comunicación sumisa desenmascara una actuación abyecta, frágil y temerosa.
En resumen, aplicar la discreción en nuestra vida diaria implica ser selectivos en la información que compartimos y ser conscientes de cómo manejamos nuestras emociones y opiniones. Esta cualidad nos permite tomar decisiones informadas y mantener relaciones saludables. La discreción es una herramienta valiosa que todos podemos desarrollar para mejorar nuestra calidad de vida.
Estos incómodos e inelegantes comentarios me llevan a redactar estas líneas que están inspiradas en las palabras del afamado Miguel de Cervantes: “No puede haber gracia donde no hay discreción”. Sin duda, el sentido común está alejado del proceder de quienes se irrogan el derecho de asumir un comportamiento invasivo en nuestras vidas; omitiendo sus consecuencias en desmedro de la relación humana.
Aprendamos a respetar al prójimo y considere el dicho: «El que pregunta lo que no debe, oye lo que no quiere». Evitemos requerir la edad; es incorrecto hacerlo a señoras y personas mayores; tampoco exploremos sobre asuntos financieros, profesionales, sentimentales, religiosos, sexuales, etc. Ante estas situaciones respondamos con evasivas o seamos firmes al precisar que no las revelaremos; estamos facultados a cambiar la trama de la conversación. Es importante caracterizarnos por la ponderación. La carencia de pertinencia pueda arruinar su reputación laboral y social: soslaye subestimar su trascendencia.
En el entorno laboral, ser discreto puede ser una cualidad muy valiosa. Ya sea para proteger información confidencial o para mantener la armonía en el lugar de trabajo, es importante saber cómo ser discreto. Aquí hay algunos consejos prácticos:
La discreción también puede ser una cualidad importante en algunos roles profesionales, como en el ámbito legal o médico, donde el secreto profesional juega un papel fundamental. Los abogados, por ejemplo, están obligados a respetar la confidencialidad de la información que les proporcionan sus clientes. Del mismo modo, los médicos deben guardar la privacidad de sus pacientes y no revelar información médica sin su consentimiento. En estas profesiones, la discreción se considera un requisito ético y legal.
En la era de las redes sociales, donde compartimos cada vez más aspectos de nuestra vida en línea, el poder de la discreción se vuelve incluso más relevante. Mantener cierta privacidad y no revelar cada detalle de nuestra vida puede ser beneficioso tanto a nivel personal como profesional.
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Además, la discreción nos ayuda a cuidar nuestra imagen y reputación en línea. Lo que compartimos en las redes sociales puede tener consecuencias en nuestra vida personal y profesional. Un comentario fuera de lugar o una foto comprometedora pueden dañar nuestra credibilidad y afectar nuestras relaciones laborales o personales.